El
Encuentro
La
Enramá (Domingo de Resurrección)
La
fiesta principal del año cristiano es la celebración de la Pascua de
Resurrección.
Es
domingo, punto de partida de una nueva vida. Su celebración se ameniza con
lanzamiento de cohetes, campanas al vuelo, etc.
Nuestro
pueblo en este día se viste de gala para celebra el gran acontecimiento,
manifestado así el júbilo y la alegría de una gente sencilla y llana que se
alegra en la Pascua de Resurrección.
Ésta
es una de las pocas fiestas que aún se celebra, quizá por ser una de las que
más raigambre popular ha tenido y que aún conserva su originalidad, aunque no
dudamos que a través del tiempo va perdiendo parte de su pureza.
Participa
la mayoría de los mozos del pueblo. Pasan la noche preparado y adornando el
tramo de la Calle Real, donde se va a celebrar “El Encuentro” o “Carrerita”.
Las ventanas y balcones de esta calle son engalanados con palmeras, tomillos,
ramas de álamos y toda clase de hierbas del campo. Hacen grandes lianas tejidas
colocándolas de un balcón a otro formando arcos. Así mismo se va cubriendo el
suelo de hierbas traídas con los carros tirados a hombros por ellos mismos,
formando una mullida alfombra llenando el ambiente de un delicioso aroma.
No
sólo adorna esta calle, sino que en cuadrillas de mozos se dispersan para
preparar la ·”Enramá de Gala”, cada
uno a su moza o a la que pretende y quiere, consistiendo en adornar las rejas
de la ventana con hierbas aromáticas, flores y cintas de colores. Si no había
sido aceptado por la moza que pretende,
las rejas eran también adornadas pero grotescamente con otra clase de hierbas,
como jaramagos, matas de habas y hojas de parra, dando a entender su
disconformidad o despecho de su pretendiente que había conseguido enamorar a la
muchacha que él deseaba, siendo además pintada la puerta con cal.
Pero
existía una bella costumbre que tendríamos que rescatar: las rondas de los
mozos por el pueblo cantando “Las albricias”, el “Regina Coeli” y “Ya suenan
las esquilitas” canciones religiosas motivadas por el día. Se acompañaban de
tambora, tambor, flauta, platillos, guitarras, laúdes y cañas, les abrían las
puertas invitándoles a licores y dulces, saliendo todos al “Encuentro”.
Cuando
todo está a punto y al amanecer sale la procesión de la Virgen toda vestida de
luto y cubierta la cara con un manto, hace así parte del recorrido, llevada en
andas generalmente por mujeres.
La
Virgen cubierta con el velo baja por la calle Hospital, gira a la izquierda por
la calle Colón, y luego otra vez a la izquierda por la calle Convento para
aparecer en la calle Real. El Resucitado espera en la Plaza de España
confluencia con la calle Real y cuando están a la vista inician la carrera.
Antes
de aparecer en la calle en la que tendrá lugar el encuentro, se la retira el
velo negro que la cubre. Se va acercando a su Hijo Resucitado y los portadores
de ambas imágenes se arrodillan tres
veces antes de encontrarse.
Los
portadores de las mismas emprenden una singular carrera y en el momento del “Encuentro”, entra la emoción de los mayores
y la alegría de los pequeños, son elevadas todo lo que permiten sus brazos
entre palmas y vítores, quemándose cohetes y tracas en honor a Cristo Resucitado. Continúa la
procesión hasta el templo donde se celebra la misa.
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